lunes, 17 de mayo de 2010

El apoyo de Méndez a Zapatero provoca la división en el seno del sindicato


General de Trabajadores y su liderazgo se ha visto reforzado en cada uno de los Congresos Confederales celebrados desde el 96. De hecho, el último, en 2009, carecía de emoción: un solo candidato y mayoría arrolladora.


Pero, el apoyo incondicional que Cándido Méndez le está brindando al presidente del Gobierno se está transformando en una bomba de relojería cargada de críticas y disidencias dentro de su propio sindicato.

Y el punto de inflexión ha sido el anuncio del recorte social. Para el núcleo duro de UGT es la señal de que no se puede seguir apoyando al Gobierno, pero Méndez parece dotarse de paciencia y ha frenado la huelga general, según miembros del sindicato.

Congelación de pensiones
El escenario al que se enfrenta ahora el líder ugetista no tiene nada que ver con el de hace unos meses, cuando el presidente del Gobierno hacía oídos sordos a la crisis económica. Ahora, los sindicatos encaran la primera congelación de las pensiones desde que el Pacto de Toledo entrara en vigor; también el primer recorte del sueldo de los funcionarios; y todo esto acompañado de un tijeretazo a la protección social y de un ajuste en inversión pública, panacea keynesiana muy aplaudida por el sindicalismo.

Aún así, Méndez sigue sin darse por aludido, aunque su sindicato es perfectamente consciente de todo lo ocurrido. En cuanto Zapatero anunció el plande ajuste en el Pleno Congreso, el revuelo se esparció por todo el seno de UGT.

La respuesta era clara: irían a huelga general, así lo clamaban los líderes federales, según fuentes ugetistas.Y, por supuesto, el secretario general de la Federación de la Función Pública, Julio Lacuerda, responde de inmediato, tal y como demostró el pasado miércoles.

Pero las expectativas de huelga se empezaron a venir abajo tras escuchar la tímida respuesta de Cándido Méndez, que se limitaba a amenazar con una posible quiebra de las relaciones entre el Gobierno y los sindicatos. La decisión de ir o no a huelga general la tendría el Comité Ejecutivo y, por ahora, tan sólo se respondería con manifestaciones, concluyó Méndez.

Esta respuesta no gustó al sindicato. "Podrá parar la huelga general, pero no el paro en la función pública", desafiaban fuentes del sindicato esa misma tarde de miércoles. Y así fue. Al día siguiente, Lacuerda convocaría la huelga general de los funcionarios sin consultar al Comité Ejecutivo y adelantándose a Comisiones Obreras, que había desmentido la huelga tan sólo quince minutos antes, lo que le hizo rectificar y unirse a UGT. Sin embargo, todavía, este fin de semana, miembros del sindicato rumoreaban que "hay tiempo para parar la huelga" de los empleados públicos

No hay comentarios:

Publicar un comentario