NATALIA VAQUERO El agua de abasto de Las Palmas de Gran Canaria no es salubre ni está limpia. Este inquietante dato aparece en un documento interno que Emalsa colgó en su página web el pasado 21 de abril y que firma Vidal, un empleado de la empresa mixta que gestiona el agua en la capital. El informe se remonta a 2005 y admite los elevados niveles de boro del agua ese año. El trabajo de Vidal no debió gustar a los directivos de esta empresa, porque dos días después se realizó otro documento que sustituyó al anterior sobre la concentración de este elemento químico en el agua desalada. Este informe, al que paradójicamente se le puso en la web una fecha anterior al de su redacción, lo firma esta vez María Luisa Santana Corral, jefa del laboratorio del centro de calidad del ciclo integral del agua. En el nuevo texto se suprimen los datos de 2005, pero se mantiene que "esta agua desalada presenta y ha presentado históricamente una concentración de boro que se encuentra por encima del valor legislado". Lo que reconoce, ni más, ni menos, es que el agua que llega a los hogares de los ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria incumple la directiva comunitaria del 3 de noviembre de 1998.
Han pasado más de diez años y el agua de abasto en la capital grancanaria incumple los requisitos mínimos que establece la directiva de la UE para considerarla apta para el consumo humano. Pero además, tanto Emalsa como el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria han incumplido otro de los requisitos de esta norma: informar inmediatamente a los ciudadanos de las anomalías del agua que usan, sobre todo para cocinar.
La existencia de ese documento que revela que Emalsa conoce por lo menos desde 2005 la contaminación por boro del agua de abasto fue reconocida esta semana por el gerente de la empresa mixta, Jesús Blanco. "Fui yo el que modificó el informe de la web", admitió tras comprobar que LA PROVINCIA / DLP tenía los archivos que descubrían el cambiazo. La primera reacción de Blanco fue negar que supiese que en 2005 el agua superaba los niveles de boro permitidos por la UE. Su actitud cambió después para asegurar que la modificación del documento se realizó "para no generar un debate político" en la capital grancanaria.
Sin embargo, ocultar la fecha de 2005 puede responder a otra estrategia de los dos socios privados de la gestora (Saur y Sacyr). Emalsa siempre ha responsabilizado a la empresa Isolux de las anomalías en el agua que llega a los ciudadanos, lo que volvió a hacer cuando estalló la crisis del boro. El problema es que las obras realizadas por Isolux en la planta desaladora de Las Palmas III no comenzaron hasta 2006. Admitir que los problemas se conocen desde al menos un año antes, es decir, desde hace cuatro años, es quedarse sin argumentos para culpar a Isolux.
El documento que desapareció de la página web de Emalsa refleja que en 2005 el nivel de boro era de 2mg/l, el doble de lo permitido por el real decreto de 2003. Un año después, en 2006, el índice bajó a 1,9mg/l. En 2007 era de 1,5mg/l y en 2008 de 1,3mg/l. El informe revela que nunca se ha cumplido la normativa sobre la calidad de agua de abasto.
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